La verdad en fotografía
La imponente estatua dedicada a un político resalta en el paisaje urbano, con su grandeza y detalles elaborados, simbolizando un reconocimiento que, aunque visible, refleja una valoración sesgada de la historia. En contraste, la pequeña y poco significativa estatua de un humilde campesino, apenas perceptible entre las sombras, representa la ardua labor de quienes realmente sustentan a la sociedad. Esta discrepancia me genera profunda inconformidad; mientras los líderes reciben homenajes majestuosos por sus discursos y decisiones, son los campesinos quienes, con su esfuerzo diario, alimentan a la población y sostienen la economía. Esta injusticia pone de relieve cómo la política a menudo ignora a aquellos que, con sus manos trabajadoras, construyen la base de nuestra comunidad. Es un llamado a reflexionar sobre los verdaderos pilares de nuestra sociedad y a valorar a quienes, sin buscar reconocimiento, ofrecen su dedicación y sacrificio en el silencio.
Jaime Antonio Monroy Cano.